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Mar, 03/30/2010 - 15:13

El Consejo de la Magistratura de Neuquén y la falta de transparencia

El martes 16 de marzo -como todos los martes- se realizó la reunión del pleno del Consejeros de la Magistratura de Neuquén. Fue una reunión rápida y precisa, como si todos los temas estuvieran acordados de antemano. En ese encuentro se aprobaron las modificaciones del puntaje de un concurso que ya estaba casi terminado, y se cerró la reunión.

Ante la mirada de los presentes (todos empleados y sólo dos personas de público), los consejeros se levantaron sin firmar el acta de la reunión. Entre saludos y charlas decidieron firmar el acta en el segundo piso, lugar hacia donde se dirigieron todos.

Aquí surgió el primer problema: las actas de las reuniones  deben ser leídas por secretaria y firmada ante el público. Esta es la garantía de que luego no se le agreguen o quiten palabras, comas o temas. Las reuniones del pleno deben ser públicas desde el principio al final. Luego el acta tampoco fue publicada inmediatamente en la pagina web.

El miércoles 17 marzo (el día siguiente), el gobernador de la Provincia anunció nombramiento del Consejero Gabriel Gastaminza como flamante subsecretario de Justicia y Derechos Humanos. Pero Gastaminza estaba en la reunión del día anterior y nada dijo, al menos en público. No se sabe si lo hizo en el segundo piso a puertas cerradas.

El viernes 19 nos enteramos que el jueves 18 de marzo se realizó una reunión extraordinaria del pleno.  Rápidamente acudimos al reglamento, que estos mismos consejeros hicieron, y que dice al respecto:

SESIONES PLENARIAS EXTRAORDINARIAS

Artículo 11: El Presidente, por sí o a pedido de cinco (5) Consejeros, convocará al Cuerpo todas las veces que por su excepcional importancia o urgencia exista motivo que lo justifique. La convocatoria se hará con dos días de antelación y por cualquier medio, salvo que por razones de urgencia no fuera posible cumplir con tal plazo. En tales sesiones sólo podrá tratarse el temario que motivó la convocatoria, salvo decisión unánime de la totalidad de los Consejeros.

Es decir que -como dice el reglamento- debería haberse pedido la reunión extraordinaria el martes. O sea, con dos días de antelación.

Aquí aparece otro problema: de transparencia. ¿Quién, cuándo, cómo y porqué se pidió la reunión extraordinaria? ¿Por qué no se cumplieron los plazos  que dice el reglamento?  Seguimos sin tener estos datos publicados en la pagina werb del  Consejo.

El martes  23 de marzo, se realizó una de las escenificaciones mejor montadas, dignas de un buen director de teatro. El Consejero Gastaminza vota sobre antecedentes de postulantes a un concurso, y luego presenta la renuncia.

Siguiendo el guión, los consejeros -exceptuando la presidenta del cuerpo- hacen discursos elogiosos y amigables, y ahora entendemos por qué acuerdan tan fácilmente.

Luego para sorpresa de los presentes (mayoría absoluta de empleados y sólo tres personas ajenas a la institución), aparece la reemplazante del Consejero Gastaminza  quien se encontraba en la sala dispuesta a jurar. Y más sorpresa aún fue saber que la diligente secretaria del cuerpo tenia, así como quien no quiere la cosa, un formulario de juramento entre las carpetas.

Y así se hizo, sin siquiera cuidar las formas o exigirle al menos el documento de identidad, para confirmar que se trata de Norma Lacoste.  Con esa informalidad, y en medio de dos concursos en marcha, juró la reemplazante de Gastaminza.

Estas situaciones, a todas luces acordadas a puertas cerradas y sin cuidar las formas, ratifican la idea que los consejeros nada debaten, cuando llegan a la reunión del pleno ya está todo acordado, organizado y previsto.

 Acaso no debiéramos preguntarnos si no sucede lo mismo a la hora de evaluar a los concursados, de decidir quién debe ganar un concurso, no será en estos acuerdos no públicos que encontraremos la respuesta a la falta de coincidencia entre puntajes obtenidos en entrevistas con respuestas manifestadas.

Recordando el tan mentado concurso del actual fiscal Di maggio que en entrevista nada dijo sobre su futuro trabajo, sino que solo se defendió  y a la postre recibió puntajes altísimos  en esa entrevista.

¿Acaso no debiéramos encontrar en estas actuaciones las respuestas a por qué los consejeros no evalúan a los entrevistados el mismo día, como si lo hacen los académicos ?

La ausencia de transparencia en los procesos de selección, la evidencia palmaria de los acuerdos anteriores a las reuniones del pleno, la burocracia excesiva, el presupuesto millonario, la ausencia de perfil claro de funcionario buscado, en el mismo plano se elige una jueza civil ultra liberal y un juez laboral que va por los derechos sociales,  han llevado no solo al escaso interés de los abogados de la matricula en presentarse a concurso sino a sentar las bases de todas las sospechas que hoy se ciernen sobre este Consejo de la Magistratura.

 

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