Para muestra basta un botón: breve análisis del concurso para juez correccional de Zapala

El Consejo de la Magistratura de Neuquén declaró desierto los dos llamados para cubrir la vacante de juez correccional de Zapala. En cada una de las convocatorias intervino una composición diferente, sin embargo el resultado fue idéntico: los postulantes que se presentaron no reunían los requisitos para ocupar el cargo, cuyo perfil el organismo jamás definió públicamente.

Repasemos. En el primer llamado se inscribieron cuatro aspirantes. Dos de ellas, funcionarias del Poder Judicial neuquino, concluyeron las tres etapas concursales y solo una pudo acreditar un puntaje entre antecedentes y evaluación técnica equivalente a la mitad de la máxima puntuación posible. La ley 2533 no establece una calificación mínima en ninguna de las tres instancias para continuar en carrera.

En aquel momento el representante del Tribunal Superior de Justicia, Alberto Tribug, aseguró “ha quedado demostrado, posiblemente por la labor que actualmente desempeñan dentro de la estructura judicial –ambas revisten en la categoría de Prosecretaría-, escasa experiencia para la aprehensión y resolución de los conflictos, como asimismo limitada capacidad argumentativa y razonamiento lógico-jurídico”. En el mismo sentido se pronunciaron los consejeros Hugo Altamirano y Carla Castiglioni (abogados de la provincia), Gustavo Olivera (bloque Partido Justicialista), Enry Rebolledo (bloque Apertura Popular). En disidencia votaron Oscar Lavaggi y Norma Lacoste (bloque del Movimiento Popular Neuquino) quienes manifestaron que no advertían “fundamentos suficientes para dejar sin efecto” la convocatoria y que “a pesar de no colmar todas sus expectativas” esta situación ya había sucedido “en otros Concursos que llegaron a su fin”.

Si bien la mayoría señaló que las postulantes no eran las apropiadas para desempeñar la función de juez, ni antes ni después del llamado se acordó cuál era el perfil para el cargo. Por el contrario, a los diez días el Consejo promovió una nueva convocatoria, por los mismos medios o sea, con la mínima publicidad.

En esta oportunidad se repitió el escaso interés en participar –de los cuatro inscriptos quedaron tres que se desempeñan como funcionarias judiciales- y los puntajes exiguos. A esto hay que sumarle que una de las postulantes volvió a presentarse (no existe norma que se lo impida), lo que reveló la ausencia en la definición de las candidaturas: la misma persona que no cuadraba con las expectativas del cuerpo, en menos de un mes tenía la chance de revertir su performance.

Por unanimidad los consejeros resolvieron declarar por segunda vez desierto el concurso. El presidente del organismo, Oscar Massei (TSJ), planteó a modo de autocrítica que el caso “evidencia la falta de control adecuado en la idoneidad técnica de los funcionarios judiciales, teniendo en cuenta que las tres postulantes pertenecen al Poder Judicial de la provincia y no han sabido demostrar los conocimientos técnicos mínimos para los cargos que ocupan”.

En definitiva la nueva composición del Consejo más tarde o más temprano hará un nuevo llamado. ¿Modificarán la ley orgánica para fijar puntajes mínimos en los concursos? ¿Discutirán finalmente el perfil de juez correccional o seguirán abriendo concursos indefinidamente? Las palabras del vocal del TSJ ¿vendrán acompañadas de alguna decisión con respecto a estos funcionarios que “no han sabido demostrar los conocimientos técnicos mínimos para los cargos que ocupan”?

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